viernes, 9 de agosto de 2013

XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



Lucas 12, 32-48.
“Vayan sin miedo...” “Hagan lío.”
En el año de la fe
P. Félix Zaragoza S.

El evangelio de hoy nos presenta una serie de recomendaciones en continuidad con la parábola del “rico necio” que leíamos el domingo pasado.


En el fondo es una exhortación a la confianza en Dios, a la ternura y protección que Dios ofrece a su pueblo: “No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”. No hay razón para temer si el Señor es nuestro Pastor. El miedo no es cristiano.


Si el Reino es un regalo, todo lo demás es superfluo, empezando por los bienes materiales.

En este sentido podemos escuchar las tres palabras del papa Francisco a los jóvenes de Brasil: “Vayan, SIN MIEDO para SERVIR”. En otro momento les dice: “Hagan lío”.

Con esto el papa nos está diciendo que decir que la Iglesia es esencialmente misionera y evangelizadora es lo mismo que decir que la Iglesia es servidora del mundo. La evangelización no es una imposición ni un lavado de cerebro, sino un servicio y una oferta. Si la Iglesia no sirve, no evangeliza por mucho que hable. Por eso nos dice Jesús: “Tengan el delantal puesto”. Esto es lo que hace El mismo: “les aseguro que cuando venga se amarrará el delantal y les servirá a ustedes…”.

El papa invita a reaccionar, despertar nuestra fe y ”hacer lío”, en la sociedad y en la misma Iglesia. Uno de los obstáculos más importantes para impulsar la transformación que necesita hoy la iglesia es la pasividad generalizada de los cristianos. Desgraciadamente, durante muchos siglos hemos sido educados para la sumisión y la pasividad. Todavía parece que a los jóvenes y a los laicos en general no los necesitamos para pensar, proyectar y promover caminos nuevos de fidelidad a Jesús y el Evangelio.

Por eso hemos de valorar, cuidar y agradecer tanto el despertar de una nueva conciencia en muchos laicos y laicas que viven hoy su adhesión a Jesús y su pertenencia a la Iglesia de un modo claro y responsable. Es sin duda uno de los frutos más valiosos del Concilio Vaticano II, primer concilio que se ha ocupado directa y explícitamente de ellos.

¿Qué sentido le da el papa al decir: vayan a sus parroquias, movimientos, colegios… y “hagan lío”?


No vivir dormidos

Es muy fácil vivir dormidos. Basta con hacer lo que hacen casi todos: amoldarnos, ajustarnos a nuestra sociedad. Esto nos hace caer en una vida superficial, rutinaria, masificada… No es fácil escapar. Con el pasar de los años, los proyectos, los ideales de mucha gente terminan apagándose. No pocos tenemos la tentación de terminar levantándonos cada día para “ir tirando”.



Es sorprendente la insistencia con que Jesús nos habla hoy de la vigilancia. Se puede decir que entiende la fe como una actitud vigilante que nos libera del sin sentido que domina a muchos hombres y mujeres, que caminan por la vida sin meta ni objetivo alguno.

Acostumbrados a vivir la fe como una tradición o una costumbre más, no somos capaces de descubrir toda la fuerza que encierra la fe para humanizarnos y dar sentido a nuestras vidas.

El llamado de Jesús a la vigilancia nos llama a despertar de la indiferencia, la pasividad o el descuido con que vivimos con frecuencia nuestra fe. Se puede practicar una “religión dormida” que da tranquilidad, pero no da vida. Para despertar de una “religión dormida” sólo hay un camino: buscar más allá de los ritos y de las creencias, ahondar más en nuestra verdad ante Dios y abrirnos confiadamente a su misterio. “Dichosos aquellos a quienes el Señor, al llegar, los encuentra en vela”.

“Tengan encendida la lámpara…” nos dice también Jesús en el evangelio de hoy. Y es que la fe es luz que inspira nuestros criterios de actuación, fuerza que impulsa nuestro compromiso de construir una sociedad más humana, esperanza que anima todo nuestro diario vivir.

Hoy, día del niño, nos podemos preguntar: 
  • ¿qué tesoro les regalamos?
  • Entre los regalos, ¿tendrán el regalo de la fe? 
  • ¿De qué les estamos llenando el corazón? 
“Porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón” nos ha dicho hoy Jesús.