sábado, 15 de septiembre de 2012

XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



P. Felix Zaragoza S.

Texto: Marcos 8, 27-35
  El Evangelio de Marcos llega hoy a un punto central Jesús pide a sus seguidores que se definan. Por eso les pregunta; “¿Qué han oído a la gente decir de mí? Y ustedes, ¿qué dicen?". A partir de este interrogatorio, Jesús anuncia su pasión, muerte y resurrección. Quiere dejar claro que no es el Mesías triunfalista y poderoso que los judíos esperaban. Por último en el evangelio de hoy se nos invita a seguir a Jesús por el camino de la Cruz.

  Por tanto, en el evangelio de hoy se distinguen tres partes: - Interrogatorio de Jesús y Confesión de fe en Cristo por parte de Pedro.
  • Anuncio por Cristo de la Pasión, Muerte y Resurrección.
  • Invitación de Jesús a su seguimiento.
1. Interrogatorio de Jesús.
  "Jesús les preguntó: ¿Qué han oído a la gente decir de mí?".Y es que entre la gente había opiniones para todos los gustos. Unos le tenían por una reencarnación de Juan Bautista. Otros por Elías, que es el que Había de preceder a la venida del Mesías. Unos terceros creen que es un profeta de los antiguos que ha vuelto a la vida. Entre la gente nadie le veía como el Mesías. No habían entendido que Jesús es el mensajero último del Reino de Dios.

  Por el tono en que hablan, se adivina que los discípulos no comparten estas opiniones de la gente. Por eso Jesús los acorrala: "Y ustedes, ¿qué dicen?". Pedro, en nombre de los apóstoles, confiesa su fe en Cristo, afirmando; "Tú eres el Mesías". Pero, ¿qué clase de Mesías? Tampoco los discípulos lo entendían. Tampoco Pedro. Esperaban un Mesías poderoso, triunfalista. Ni los discípulos se habían dado cuenta de la novedad tan radical que Jesús representa y de la novedad de su proyecto: su Reino, que supone una ruptura radical con cualquier actitud excluyente. No habían entendido que el Reino no se impone por la fuerza, sino que se ofrece en pura gratuidad. El Reino es un regalo que se regala en puro amor.

  A pesar de que Jesús les ha limpiado los oídos, según vimos el domingo recién pasado, siguen sin entender su mensaje. Cierto que han descubierto que es el Mesías, pero no han hecho ningún progreso en la comprensión del contenido que Jesús le quiere dar. Por eso Jesús les mandó callar.
Hoy la pregunta de Jesús sigue también planteada para nosotros Y ustedes, ¿qué dicen?, ¿quién soy para ustedes?

2. La Cruz. Camino del Mesías.
  Como respuesta a la confesión de Pedro, Jesús explica qué es para él ser "Mesías": y empezó a enseñarles que tenía  que realizar un camino de amor hasta la muerte, porque ese es el camino verdadero de vida. No es desde el poder y la fama, sino desde el servicio y la solidaridad como se hace presente el Reino de Dios.

  Entonces Pedro manifestó a Jesús que no estaba de acuerdo con esto. A Pedro le parece una barbaridad que Jesús diga, que va a ser rechazado, perseguido y llevado a la muerte. Pedro no entiende otro camino que el de la conquista del poder, el del éxito, el de la gloria humana.

  Por eso Jesús reprendió a Pedro, diciéndoles "¡Detrás de mí, Satanás! Tu plan no es el de Dios, sino el de los hombres".

3. El discipulado cristiano.
  Y no bastaba todavía. Había que sacar las consecuencias y Jesús las sacó. Y llamando a todos, les dijo: "si hay alguien que todavía quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y que me siga; porque el que quiera poner a salvo su vida la perderá; en cambio, el que pierda su vida por mí y el evangelio, la salvará".

  Con estas palabras,Jesús presenta una doble condición, para ser discípulo suyo hay que seguirle; y para poder seguirle, hay que cargar con la cruz.

  ¡Ojo!, no se trata de que para conseguir la vida eterna haya que sufrir. Dios no nos pide sufrimientos para darnos como premio la  vida eterna; lo que Jesús nos dice es  que el egoísmo lleva a la muerte y que sólo el amor, hasta la muerte si es preciso, es garantía de vida... aquí y luego.

  Por eso, debemos responder a la pregunta que Jesús hoy nos plantea. Y no vale una respuesta cualquiera, ni siquiera es suficiente responder que es el Mesías, el Hijo de Dios: hay que decir de qué Dios hablamos. Y Si queremos seguir a Jesús, tenemos que estar dispuestos a que su tarea sea nuestra tarea. Y el estilo de Jesús tiene que ser nuestro estilo. Aunque eso nos traiga las más terribles consecuencias.