sábado, 22 de septiembre de 2012

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO




P. Félix Zaragoza

Texto Marcos 9, 30-37
     En el Evangelio de hoy Jesús continúa insistiendo en lo mismo del Domingo recién pasado: que va a ser entregado, que lo van a matar y que va a resucitar. Jesús anuncia de nuevo su pasión.
     Igual que el Domingo pasado, también hoy el evangelio nos presenta el contraste entre lo que Jesús anuncia y la incomprensión de sus discípulos. Los discípulos, a pesar de la bronca que se ganó Pedro delante de los demás, siguen sin entender, siguen pensando en el poder, siguen discutiendo quién es el más importante…
     Ante la incomprensión y ante los deseos de poder que tienen los discípulos, Jesús responde con dos breves exhortaciones la primera sobre el papel de servidor que el cristiano debe tener. Y la segunda sobre la importancia que tienen aquellos cristianos que se podrían considerar de menos categoría: "los niños".

1. El Cristiano debe ser un Servidor.
    "¿De qué hablabais por el camino?", les preguntó Jesús. Pues habían discutido entre ellos quién era el más importante... Jesús les dijo: si uno quiere ser primero ha de ser el último de todos y el servidor de todos.
Jesús afirma rotundamente que sus discípulos han de cambiar la ambición de poder por la actitud de servicio.
    El poder sirve para muchas cosas. Pero no sirve para que los hombres se vuelvan buenos; no sirve para liberar o sanar la libertad humana, sino sólo para suprimirla. El servicio, en cambio, hace buenos a los hombres y libera la libertad humana. El poder obliga, el servicio ayuda. El poder crea cuarteles y campos de concentración; El servicio edifica la comunidad. El poder impone silencio, el servicio habla hasta con el silencio. El poder se atribuye servicios, él servicio no se atribuye poderes. El poder suplanta al Espíritu, el servicio transparenta al Espíritu. Y por eso el poder acaba por levanta la cruz y el servicio acaba por morir en ella.
    Así es. El deseo de poder es la raíz de todos los males sociales y comunitarios, es el pecado que vicia la convivencia humana, montada sobre la rivalidad y la competencia.
    Por tanto, Jesús nos pide hoy que renunciemos a toda ambición de poder, para ser servidores de todos, sobre todo de los más pobres.
    Pero, ¡cuidado!. El servicio puede transformarse en dominio. Por eso la palabra "servir" está de moda y es rentable. "Servir mejor" es lema de firmas comerciales. "Servir al pueblo" es lema de políticos, sobre todo en campaña electoral. Pero para estos servicios, al cliente se le pasa boleta, en dinero o en poder. No es éste el servicio que propone Jesús. Es un servicio sin esperar nada a cambio.
    Por eso el cristiano se convierte en el servidor de todos. Y porque es el servidor de todos interviene también en las tareas comunes en asuntos públicos del pueblo, en juntas de vecinos, en la escuela, en asociaciones y sindicatos, en el trabajo, en la parroquia… Y el cristiano se mete en todo esto por fidelidad a Cristo, sin querer figurar o mandar, sino servir, servir de forma eficaz.

2. "Niños" ante el Reino.
    Jesús, para que su mensaje quede bien claro, responde con un gesto profético: "Y tomando a un niño, le puso en medio de ellos, y abrazándole, les dijo: el que acoge a un niño en mi nombre, me acoge a mí".
    El signo es claro y casi no requiere más palabras. El modelo del cristiano es un niño. Y no porque los niños sean siempre buenos, sino porque se encuentran entre los más necesitados. Niño es el que nada tiene por sí mismo y todo debe recibirlo como regalo de los otros. El niño es incapaz de valerse por sí mismo y vive a merced de aquello que los otros quieren darle.
    Por eso hay que volverse niños, es decir, los más pequeños. Hay que ponernos en los brazos de Dios como un niño en los brazos de su madre. Hay que aceptar el Reino como regalo, y no como conquista. Quien se sabe niño desde el Reino puede renunciar por siempre al poder; descubre su grandeza en ser pequeño y se realiza ayudando a los pequeños.
    Que en este mes, en que celebramos la independencia, la libertad, lleguemos a ser servidores unos de otros, para que chile sea realmente un país fraternal.


 

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